domingo, 8 de abril de 2012

Suben. Pujen. Estrujen. Bajen.

La historia transcurre el 4 de abril de 2012 en la Línea 1 de colectivos, yendo de Villa Luro a Caballito.

El colectivero raja a un individuo del bondi diciéndole "rajá de acá violín! yo a vos te conozco. Bajate, bajate!"

El individuo se indigna por dicha acusación y se tira frente al bondi para que el colectivero no pudiera arrancar.

"Policía, policía" grita el individuo.

Acto seguido, se baja un equis del bondi, dejando su mochila y portafolios y trata de correr al acusado de violín de adelante del bondi para que podamos seguir.

Lo corre, y cuando quiere volver al bondi, el individuo se dispone frente al mismo nuevamente.

No podemos arrancar.

Entre idas y venidas de lo mismo durante 10 minutos (yo tentadísima de la risa) el tipo equis que se había bajado para correr al individuo le dice al colectivero: cuidame el bolso, vos arrancá, yo te lo corro.

Dicho esto, el bondi arranca sin ninguno de los dos mencionados a bordo y recorre unas 2 cuadras.

El buen samaritano corriendo bajo la lluvia porque había dejado sus pertenencias a bordo, llega a alcanzarnos.

El colectivero cierra la puerta y arranca.

El violín había seguido el ritmo y pudo llegar a colgarse del pasamanos de la puerta.

El bondi en movimiento con el violín colgado!!

El colectivero piensa en una estrategia!: le pasa muuuuuy cerquita a un auto, habiendo bajado la velocidad para no lastimar al presunto violín.

Mission accomplished!! Nos libramos del individuo molestor.

30 metros después, el bondi llega al semáforo y... CHAN. Está en rojo!!

Mientras que yo veo por la ventana al individuo corriendo cual Pokahontas pisando margaritas (jamás ví a un violín corriendo como mina). Estaba llegando a la puerta del bondi y OTRA VEZ SOPA!!

Pero, no! El semáforo cambió a amarillo e inmediatamente a verde y pudimos escapar, dejando por fin al violín varado en medio de la lluvia. Nos salvamos.

Cabe aclarar que le agradecimos al buen samaritano que se había bajado del bondi a correr al molestor del paso. Y nunca está de más la metida de pata: la mujer sentada a mi lado le dice "y la policía, como siempre, brilló por su ausencia".

A lo que el buen samaritano responde "yo soy policía"

THE END.